Simple ajoaceite…

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Es todo aparentemente muy sencillo.

Un huevo, aceite (a mi gusto siempre tiene que ser de girasol, el de oliva le da un sabor muy fuerte que anula el del ajo) y claro, ajo.

Aún en su sencillez tiene su protocolo:  separar bien la yema y la clara (esencial para que quede bien compacto), echar un poquito de sal al mortero para que no salten los ajos, echar el aceite poco a poco, hasta que se ligue, dar la vuelta a la maza en la misma dirección y en la misma intensidad para que no se corte, … y NUNCA PONER LIMÓN, POR DIOS!!! El limón convierte al ajoaceite en pobre mayonesa!!!

Además hay muchas leyendas al respecto:  que si estás embarazada no lo puedes hacer, que si lo haces no puede haber nadie en la habitación que tenga la regla, que si quitas el centro verde del ajo no repite, que si Elvis Presley  murió de un atracón de alioli con panceta, que si el mortero es un utensilio extraterrestre que fue encontrado en el interior de la pirámide de Guiza sin explicación alguna… lo único que tiene de verdad todo esto es que hay un momento en el que todos los ingredientes se compactan. Se crea una simbiosis elemental en el que los tres ingredientes básicos pasan a otra dimensión, a la  dimensión de lo divino. En esa dimensión la textura se vuelve suave, los colores alegría, los olores entrañables y el sabor … el sabor a fiesta de verano y verbena. Dicen los científicos que no se puede tener un sentimiento de tristeza cuando se come ajoaceite, es imposible, y si lo tienes, el ajoaceite no es casero, seguro.

Bueno, que a qué viene todo esto. No, no me he equivocado de revista, ya se que esto no es el Blog de Masterchef.  Lo que quiero que veáis con esta introducción es que no escribo por escribir, lo que quiero que veáis es que controlo mogollón el tema ajoaceite, pero mucho. Yo no soy un tío normal, soy el Master del Alioli, el Messi del Alioli, no hay nadie mejor que yo haciendo alioli. A lo mejor vosotros sois buenos, no digo que no, pero yo lo puedo demostrar, lo puedo documentar, porque fui el ganador del I Trofeo Internacional ajoaceite casero Fiestas de la Madalena de Castellón.

¿Pero cómo es posible que entre casi 100 personas que se presentaron al concurso, con una media de edad de 70 años, ganara yo? ¿Cómo pude ganar a gente que lleva toda su vida haciendo ajoaceite? Jajaja! Pues sí lo hice. Gané porque lo planifiqué, lo analicé y visualicé cual debía ser mi camino para intentar ganar algo, que, desde el principio estaba más que perdido.

Mirad, en un concurso de ajoaceite en el que hay 100 participantes es imposible que el jurado pruebe 100 veces y no les sepa todos igual de buenos. Eso es humanamente imposible.  Desde luego, el que gane no va a ser por el sabor, porque poca diferencia habrá entre al menos los 50 mejores.

Cuando me senté en el concurso y vi a 100 personas con mortero haciendo las 100 lo mismo, con la misma genialidad, vi que nunca iba a ganar. Analicé la situación y puse en marcha un plan alternativo. La abuela Paquita (mi abuela) me enseñó a hacer el ajoaceite también con plato hondo, no con mortero, y con tenedor, no con maza. Así que decidí hacer el ajoaceite de forma distinta, con plato y tenedor.  Me senté, como si nada, saqué mi plato, mi tenedor, y empecé a dar vueltas. La gente flipó.

Cuando recogieron las muestras habían 99 morteros y un plato hondo. En ese momento sabía que había ganado, y no por ser el mejor, era igual que el resto, sino porque se iban a fijar sólo y exclusivamente en mí, sin remedio. Y sí, gané. Y sí, lo sigo haciendo con plato y soy el puto crack del Alioli, os invito cuando queráis a probarlo.

En todo caso sirva este tonto ejemplo para dos cosas:

1.- No malgastemos nuestro tiempo. Analicemos cada situación, visualizando cual debe ser el mejor camino para conseguir nuestro objetivo.  Se acabó de hacer las cosas por inercia o porque nos las dicte el corazón. Queremos un objetivo, pues analicemos cual debe ser nuestra estrategia para conseguirlo. Eso es DAFO y eso funciona, siempre.

2.- Casi todos son mejores que nosotros, nos van a ganar, eso hay que tenerlo claro. Pues utilicemos la imaginación para diferenciarnos. Seamos creativos el 100% de nuestra vida. Y el ser creativo se entrena, y se prueba, y se falla, y se vuelve a intentar.

Y si esto es una revista de RRHH se trata de eso, de potenciar, de optimizar, los recursos que nosotros tenemos para alcanzar los objetivos que nos proponemos. Y si los recursos son limitados, como los míos, solo hay algo que es totalmente ilimitado, gratuito y que ahora mismo es la base, sin ningún tipo de duda, del éxito (personal, profesional, laboral, empresarial, económico, …): LA IMAGINACIÓN.

Ya sabes:

KEEP
CALM
&
IMAGINE

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Sobre mí

Soy Sergio Ayala Climent, conferenciante profesional sobre motivación, actitud, innovación, diferenciación y resiliencia. Si te gusta lo que lees y necesitas un ponente para tus eventos o para tu empresa, no dudes en contactarme.

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